Avilés en Asturias, la villa del Adelantado de la Florida (de los Estados Unidos)
Nos vamos a conocer una de las principales ciudades de Asturias, pero lo haremos siguiendo las huellas de su ciudadano más ilustre, Pedro Menéndez de Avilés, el explorador de la Florida y fundador de San Agustín en 1565 (hoy St. Agustine, la ciudad más antigua de los Estados Unidos). Nombrado por el Rey de España Adelantado de La Florida, mi visita coincidió con los actos que conmemoraron los 500 años de su nacimiento, así que su presencia se hacía sentir por toda la ciudad, como los afiches diseñados en su honor por los participantes en un concurso en el marco de las celebraciones y que se podían ver por todos lados.
Para llegar a Avilés nos dirigimos por la autopista desde Oviedo, bordeada por montañas que lucen todos los tonos de verde que puedas imaginar. Cuando te acercas a la ciudad, lo primero que te encuentras de frente son las torres humeantes de la enorme siderúrgica Ensidesa , que desde el s. XX impulso el crecimiento industrial de la zona. No te asustes, que no tiene nada que ver con lo que veremos al llegar.
El encanto del casco antiguo
Iniciamos nuestro paseo en el centro histórico, a partir de la Plaza España, presidida por el bonito edificio del Ayuntamiento y el Palacio del Marqués de Ferrara (hoy un hotel de lujo), y que a esa hora temprano en la mañana estaba muy poco concurrida, aunque es el centro comercial de la ciudad desde el s. XVII. En el Ayuntamiento, se puede ver un retrato de Pedro Menéndez en el salón de recepciones y en el hall de alcaldía están expuestas sus espadas, réplicas de las auténticas exhibidas en el Museo Naval de Madrid.
Primero recorremos la Calle de la Ferrería, la calle donde antiguamente se ubicaban los herreros, y donde nos encontraremos con el Palacio de Valdecarzana y el Museo de la Historia Urbana de Avilés, para llegar, muy cerca de la antigua muralla a la Iglesia de San Antonio (la más antigua de Avilés, del s. XI, de los antiguos Padres Franciscanos). No podemos dejar de entrar ya que, en el interior, a la derecha del altar mayor, se encuentra el lugar donde reposan los restos de Pedro Menéndez de Avilés.
Muy cerca de allí, el Parque del Muelle, presidido por la Plaza Pedro Menéndez y la estatua del Adelantado de la Florida rodeada por cañones que antiguamente se encontraban en el castillo de San Juan de Nieva que protegía la entrada a la Ría de Avilés. Este monumento fue inaugurado en 1918, cuando empezó a publicitarse la ciudad como la Villa del Adelantado.
Cruzando llegamos a Sabugo, el antiguo barrio de pescadores, marinos y astilleros de Avilés, con su medieval Plaza del Carbayo y la iglesia vieja, que se empezó a construir en el siglo XIII. En esta plaza, Pedro Menéndez reclutó a todo aquel que se ofreciera voluntario para la conquista de Florida.
Nos regresamos hacia el centro dando un paseo por el boulevard que recorre la ría de Avilés, donde nos encontramos con el famoso Centro Niemeyer, cuya modernidad contrasta enormemente con la parte antigua de la ciudad que estamos conociendo. El arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, cuando recibió en 1989 el premio Príncipe de Asturias, decidió regalar al Principado los planos de un edificio de su propio diseño, el cual finalmente se inauguró en 2011 en Avilés para cumplir con el único requisito que Niemeyer pidió: que fuera en un espacio abierto al mar. Desde el puente San Sebastián que cruza la ría, se puede apreciar que el conjunto arquitectónico que alberga salas de teatro, salas de exposiciones, un mirador y diferentes espacios para disfrutar de las artes. Niemeyer falleció antes de poder ver finalizada la obra, su único proyecto en España.
Volvemos a dirigirnos hacia el centro, y llegamos a la Plaza de Camposagrado presidida por el Palacio del mismo nombre, con una hermosa fachada del barroco asturiano, y a un lado una casa amarilla de dos pisos, lugar donde la tradición señala nació nuestro amigo Pedro con el que estamos recorriendo su ciudad natal, aunque otras crónicas señalan que el edificio lo compró para vivir con su esposa e hijas.
Seguimos ahora por otra calle famosa, la Calle de la Fruta, en dirección a la Plaza España. Nos encontramos con un conocido hotel llamado Don Pedro, en cuya entrada/cafetería han colocado una imagen en tamaño real de nuestro protagonista.
Cruzamos la Plaza para empezar a recorrer la calle de San Francisco. Aquí nos detenemos en la linda Fuente de los Siete Caños (hay una réplica en St Agustine en Florida) y en la Iglesia de San Nicolás de Bari.
Frente a la iglesia, la Casa de la Cultura de Avilés, donde pudimos visitar una exposición sobre la vida y legado de Pedro Menéndez.
En la plaza del Palacio de Balsera comienza la calle Galiana, la más fotografiada de Avilés, del s. XVII con sus antiguos soportales, donde antiguamente trabajaban los artesanos protegidos de la lluvia persistente de Asturias y que hoy está llena de pequeños comercios y locales donde sentarse a tomar algo. Sobre esta calle está la Casa de Arias de la Noceda, un palacete indiano (así se conoce a las casas que construyeron los emigrantes asturianos que se enriquecieron en América) con su característica palmera (todas las casas de indianos tienen plantada una palmera). Terminamos nuestro paseo en el Parque de Ferrera, el pulmón verde de Avilés que quedó inmortalizado en la película “Vicky Cristina Barcelona” del Woody Allen.
Terminamos nuestro paseo por las calles antiguas tan bonitas que tiene la ciudad, observando como se sienten orgullosos de nuestro amigo Pedro y degustando uno de los postres más tradicionales, los Bollos de Avilés (¡que aproveche!), antes de dirigirnos en nuestro vehículo (o en transporte público si es tu caso) a otro de los lugares famosos de la ciudad.
La ciudad de los muertos
La ciudad de los muertos que es como se conoce al Cementerio Municipal La Carriona, un verdadero museo al aire libre por las magníficas esculturas que decoran las tumbas, prueba del poder de la burguesía avilesina de finales del siglo XIX y primeras décadas del XX. El monumento funerario más impresionante es el de la marquesa de San Juan de Nieva, de principios del s. XX, realizado en mármos de Carrara, y que ha recibido numerosos premios a nivel europeo.