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Las guacamayas que visitan todos los días a los caraqueños


Cuando comienza a amanecer, ellas empiezan a llegar y con su alboroto te despiertan: son las Guacamayas de Caracas, que en los últimos años se han multiplicado. La gente de la ciudad se ha acostumbrado a sus chillidos, muchos las esperan para alimentarlas porque enseguida se acostumbran a llegar a tu balcón si las esperas con semillas de girasol o alguna fruta (nunca se les debe dar pan o galletas). Y al caer la tarde se repite el espectáculo, aunque pareciera que ya se quedan todo el día dando vueltas por la ciudad. Las más llamativas son las guacamayas pero también muchas especies de loritos siguen este ritual.


Dicen que duermen en la montaña el Ávila, que separa el valle de Caracas del Mar Caribe, y que bajan a la ciudad a alimentarse, pero pareciera que ahora ya duermen en los parques de la ciudad. La tradición cuenta que hace ya más de cuarenta años, un inmigrante italiano Vittorio Poggia, que vivía en una zona de Caracas llamada Bello Monte tenía su propia guacamaya entrenada, a la que llamaba “Pancho”, que volaba en libertad acompañándolo a todas partes, incluso cuando viajaba en su moto. Este personaje se dedico a cuidar, alimentar y liberar otras guacamayas que se encontraba en jaulas en casas y todas ellas empezaron a reproducirse. Muchas de las guacamayas que hoy vemos en Caracas son descendientes de las criadas por Poggia. También hace unos años se colocaron unos nidos artificiales en la urbanización El Cafetal donde se calcula que han nacido unas 60 en ocho años. El caso es que cada vez son más las que vuelan por los cielos de la ciudad, se calculan entre 200 y 250 ejemplares. No importa en qué parte de la ciudad te encuentres, podrás oír sus gritos y verlas volar por el cielo. Van en parejas, porque mantienen la misma durante toda su vida, que puede llegar a los 70 años, pero muchas veces llegan en grupo, yo he contado hasta 12 volando juntas.


Lucen hermosas con el cielo de Caracas o con el Ávila como fondo, y siempre te dan una alegría. Te entretienen mientras estás parado con el tráfico, o cuando pasan delante de tu ventana chillando, y a todo el mundo le gusta. En mi casa llegan temprano en la mañana o al final de la tarde, y se posan en las antenas del edificio, me acompañan a hacer el desayuno o mientras lavo los platos, y las oigo pelear y más de una vez algún vecino se ha asomado a la ventana para mandarlas a callar.


Para compartir la pasión por estas guacamayas, hay incluso un grupo de facebook “Guacamayas en Caracas”, con fotos preciosas. Porque es algo que nos alegra a todos, nos entretiene, y es que a pesar de la crisis que vive nuestro país, todavía quedan motivos para sentirnos orgullosos de nuestra ciudad.



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