Una ruta por los lugares de las antiguas Haciendas de Caracas
Caracas, protegida del Mar Caribe por su montaña el Ávila desde su fundación en 1567, hasta finales del s. XIX era una pequeña ciudad de techos rojos, que se extendía desde El Calvario hasta la quebrada de Anauco, rodeada por plantaciones de caña de azúcar y cafetales, con sus casas de de hacienda y sus trapiches. Con la llegada del nuevo siglo aparecen nuevas y modernas urbanizaciones, que en la mayoría de los casos recibieron el nombre de la plantación en cuyas tierras nacieron. Hoy en día es una ciudad moderna, donde se conservan muy pocos lugares de su pasado, a excepción de su centro histórico, pero nosotros nos hemos propuesto recorrer Caracas recordando sus antiguas haciendas, para descubrir los restos que se conservan de esas haciendas y de las primeras edificaciones de las nuevas urbanizaciones.
Vamos a empezar por al este de la ciudad, desde Chacaíto, por donde pasaba el Camino Real de Petare (hoy avenida Francisco de Miranda), paralelo al río Guaire, hacia los lejanos pueblos de Chacao y Petare, que estaban rodeados de productivas haciendas de café, cacao y caña de azúcar.
La primera urbanización es Campo Alegre, que se corresponde con la Hacienda Pan de Sembrar. Carlos Heny, propietario de los terrenos de esta hacienda, impulsó a partir de 1929 un proyecto de de una urbanización para lo cual contrato al arquitecto de origen español/vasco Manuel Mujica Millán, (que luego se caso con su hija). Mujica proyectó calles arboladas y diseño muchas de las casas con distintos estilos arquitectónicos. La avenida de entrada a la urbanización original es hoy llamada El Parque, y desemboca en la Capilla Nuestra Señora del Carmen, diseñada también por Mujica e inaugurada en 1941. Varias de las casas diseñadas por Mujica aún se conservan, aunque muchas están deterioradas. La más conocida es la Quinta Las Guaycas (lanzas en lengua aborigen), en la tercera calle con quinta avenida, la última que proyectó y habitó Mujica en 1932, e inspirada en la modernidad catalana y en el racionalismo arquitectónico. Los expertos la consideran la primera muestra de arquitectura moderna en el país. Fue declarada Monumento Histórico en 1993. Hoy totalmente abandonada.
En 1943, Luis Roche, empresario dedicado al desarrollo inmobiliario, compró parte de los terrenos de la Hacienda Los Dolores y creó la empresa Altamira, C.A. Ese sería el nombre de la nueva y moderna urbanización de Caracas. El proyecto contempló la construcción de avenidas de 24 metros de ancho y una plaza con un obelisco y jardines. Roche quería que el obelisco de la plaza fuera "más alto que la Catedral de Caracas". La llamada "Plaza Altamira" fue inaugurada el 11 de agosto de 1945. En 1967 el gobierno venezolano y el gobierno francés acordaron renombrar esta plaza como "Plaza Francia de Altamira", nombre con el cual se le conoce actualmente. En reciprocidad, el gobierno francés construyó una Plaza Venezuela en 1975. De la hacienda original no se conserva nada, pero se sabe que el edificio Altamira, detrás de la plaza, fue levantado en el lugar donde se encontraba la casa de la Hacienda Los Dolores. Este edificio fue construido como complemento al obelisco y la plaza, y el propio Luis Roche vivió en el último piso, donde hoy se observan las ventanas panorámicas. Del diseño original de la urbanización, se conservan algunas de las antiguas paradas del transporte público, dos de ellas a ambos lados de la Plaza.
Los terrenos de lo que hoy se conoce como el Caracas Country Club pertenecieron antiguamente a la Hacienda Blandín, propiedad de Bartolomé Blandín, hijo de un farmaceuta francés que vino a Venezuela en 1740. En su casa se reunían las ricas familias caraqueñas, como dijo Arístides Rojas: “las primeras reuniones musicales de Caracas se efectuaron bajo la arboleda de Blandín y La Floresta”. En la Hacienda de Blandín, junto a la de San Felipe y La Floresta, se desarrollaron las primeras plantaciones de café a partir de 1784. Fue en Blandín a fines de 1786, con asistencia grandes personajes de Caracas, donde se celebró una velada musical y se degustó el primer café venezolano: “…por grupos irían llegando los invitados unos en cabalgaduras, otros en carreta de bueyes… bajo la arboleda se interpretaron melodías. Después del almuerzo comenzó a servirse el café. La primera taza se ofreció al padre Mohedano, mientras todos aplaudían…”. En 1919, por iniciativa de William H Phels en una parte de los terrenos de esta hacienda, se fundó el Caracas Golf Club, deporte que habían puesto de moda los norteamericanos que venían a trabajar en la naciente industria petrolera (en 1923, le cambiaron el nombre a Caracas Country Club), y a parir de 1927 una urbanización con viviendas integradas a este campo de golf. De la hacienda original se conservó como vía de acceso a la urbanización el túnel de árboles que se corresponde con el antiguo camino de acceso a la hacienda, que desde el norte desemboca en Chacaíto. También se mantuvo el lugar que originalmente ocupaba la mansión, demolida en 1929, y donde se inauguró en 1930 el edificio que aún es sede club, donde una placa en la entrada dice: “Esta casa, sede del Caracas Country Club, fue construida en el año de 1929, en el sitio exacto donde estuvo la antigua casona de la Hacienda Blandín, lugar en el que se tomó la primera taza de café cultivado en el valle de Caracas, en el año de 1786”.
Como ya mencionamos anteriormente, en los terrenos de la Hacienda San Diego, luego llamada Hacienda San Felipe, se cultivaba en gran escala el café desde 1784. Primero fue propiedad de Don Francisco Palacios y Sojo, a cuya muerte el Padre Sojo la compró y la cedió después a María de la Concepción Palacios y Blanco, la madre del Libertador y miembro de la familia. En los años 50 se completa el parcelamiento y urbanismo de estos terrenos, lo que se pasaría a llamar urbanización La Castellana.
En los antiguos terrenos de la Hacienda Santa Ana se funda en 1783 la Hacienda La Floresta. La propiedad, perteneciente a don Francisco Domínguez, permanece dedicada a la actividad cafetalera hasta 1944. En 1952 se empieza a proyectar la Urbanización La Floresta, la cual fue construida en la parte norte de sus terrenos. Se conservó una antigua casa de la hacienda, que hoy es uno de los pocos testimonios arquitectónicos de una unidad de producción agrícola de los siglos XVIII y XIX. Fue adquirida en 1988 por Petróleos de Venezuela con el fin de restaurarla y dedicarla a la promoción y difusión del diseño gráfico, el diseño industrial y la fotografía. Desde 1995 es conocida como Centro de Arte La Estancia. La visita incluye la casona cafetalera en las áreas que ocupaban las habitaciones y sus patios, el patio de las caballerizas y la antigua cocina. Las estructuras originales se exhiben a la vista del público, destacando en algunas columnas y paredes el rojo puro del almagre, resultado de una mezcla de tinturas con sangre de toro.
La Hacienda San José es hoy un parque donde conservar y exponer la flora y fauna de Venezuela, proyecto que fue inaugurado el 19 de enero de 1961 como Parque Rómulo Gallegos, 82 hectáreas diseñada por los arquitectos paisajistas Roberto Burle-Marx, brasileño, y los venezolanos Fernando Tábora (nacido en Chile) y John Stoddart (nacido Inglaterra). Luego fue rebautizado como Parque Rómulo Betancourt y Parque Generalísimo Francisco de Miranda, pero que para los caraqueños es simplemente el Parque del Este. En 1999, se concluye un conjunto de viviendas llamadas Hacienda San José, un proyecto de 10 viviendas que elementos remanentes de los que fue la hacienda original, como los muros, chimeneas del ingenio y la vegetación centenaria. Se conservan entonces el torreón principal (chimenea) del trapiche que está fechado en 1850, otro torreón más pequeño, parte de la casa (su corredor en L y cocina), el portal de entrada y dos pilares de ladrillo frente al torreón. La urbanización es privada pero desde el exterior se pueden ver los torreones.
La Hacienda La Pastora, que era de caña de azúcar y pertenecía en 1964 a la familia Brandt, se convirtió en la residencia presidencial conocida como “La Casona”, inaugurada en 1966. El Presidente Raúl Leoni y su familia fueron los primeros ocupantes. No se conservó nada de la casa de hacienda original. Hoy se ha convertido en un centro cultural y se puede visitar los fines de semana. Lo que era la Hacienda La Carlota, sus terrenos fueron comprados por los fundadores del Aeroclub Caracas, para construir una pista de aterrizaje de 800 metros de longitud, en 1962 se creó el Destacamento Aéreo Especial La Carlota y en julio de 1966 fue elevado a su actual consideración: Base Área Francisco de Miranda. El resto de los terrenos pasaron a formar parte del Parque del Este en 1950.
Al otro lado del Guaire
En el año 1941 se inaugura un nuevo puente sobre el Rio Guaire, que hoy se conserva, diseñado por el arquitecto Carlos Guinand Sandoz, facilitando la comunicación con los terrenos al sur, donde existían dos grandes haciendas.
Haciendas Las Mercedes y Valle Arriba. En 1943, los Eraso, dueños de estas haciendas de caña de azúcar, iniciaron el proceso de urbanización llamada Las Mercedes con varios atractivos como dos bombas de gasolina (Shell y Creole), un colegio (Campo Alegre), un club (Valle Arriba Golf Club), una iglesia (Nuestra Señora de Guadalupe), un centro comercial (el primero de Caracas, con el primer supermercado de Venezuela), y un hotel, el Hotel Tamanaco inaugurado en 1953. La casona de la vieja hacienda Las Mercedes fue utilizada a partir de 1950 como sede del Colegio Británico Caracas con 37 alumnos y 4 maestras. En ese mismo sitio en 1957 se construyó el Edificio La Hacienda, donde hoy se encuentran el supermercado Plaza´s y la oficina del SAIME.
La Hacienda La Trinidad estaba destinada inicialmente al cultivo de caña de azúcar y café, hasta 1952 cuando sus terrenos fueron destinados a la construcción de la urbanización La Trinidad. En el año 2012 restauraron los edificios más antiguos y se creó la Hacienda La Trinidad Parque Cultural, lugar que brinda diversas alternativas culturales a los caraqueños. Se conserva la casa de la hacienda original de 1567, restaurada, y el antiguo trapiche de 1740, remodelado en 1956 como casa personal del artista Zitman. Los secaderos para la producción del tabaco son del s. XX
La Hacienda Sartenejas, que perteneció a la familia Hurtado hasta 1967, fue donada al patrimonio de la Universidad Simón Bolívar. Se mantuvo la casa de la hacienda original, fechada por el Instituto de Patrimonio Cultural en los años 1850, donde hoy funciona el Rectorado. Típica construcción colonial con techo de dos aguas, caña amarga con pares de madera y tejas, pisos de ladrillo y paredes de tapia y adobe, fue remodelada en 1976 por el arquitecto Graziano Gasparini.
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